En el Festival Internacional de Cine de Valencia,
en junio de 2013, Meu
amigo Nietzsche del
brasileño Fáuston da Silva se alzó con el Premio Canal+ al mejor corto, hecho
que permite su visualización en Zona Corta Canal+. Este reconocimiento ha sido el pistoletazo de salida a su
proyección internacional, ya que hace apenas una semana fue elegida como la
Mejor Realización Audiovisual del 20º Festival Latinoamericano de Video y Artes
Audiovisuales (FLVR) celebrado en Rosario (Santa
Fe, Argentina).
Da Silva, a la hora de enfrentarse a su último trabajo,
no deja de lado sus señas de identidad y su compromiso social. Teniendo a
Brasil como punto geográfico de referencia y situando la acción en un barrio
marginal, con Lucas como protagonista, un niño lugareño que roza la
desintegración escolar – a su edad no sabe todavía leer de corrido -, nos abre
una nueva puerta audiovisual que nos re-dirigirá la mirada hacia un pensamiento
filosófico-vital: el concepto del Übermensch (traducido como Superhombre
Suprahombre, Sobrehombre o Transhombre) desarrollado por el filósofo alemán
Nietzsche en su ora Así habló Zratustra (1883-1885).
A
la hora de hacer memoria, el medio cinematográfico ha tratado la cuestión desde
distintas y enriquecedoras ópticas. Nos pueden venir a la memoria de manera más
o menos directa títulos como: 2001:
a space odissey /2001:
una odisea del espacio (1968)
de Stanley Kubrick, de hecho nuestro cortometraje hace un guiño musical, muy
clarividente, al comienzo de dicho film), Fight
club /El club de la
lucha (1999) de David
Fincher, o When Nietsche wept /El día que Nietzsche lloró (2007) de Pinchas Perry, donde la idea
del Superhombre, y sus consecuencias sobrevuelan de una manea palpable.
Fáuston
da Silva aborda el tema de una manera aparentemente sencilla: Lucas encuentra
en el basurero un libro (justo en la secuencia anterior habíamos presenciado la
regañina por parte de su maestra, la cual le insta a que lea más), por lo que
el niño no duda en recogerlo y comenzar a leerlo. Sólo el espectador, en ese
momento, sabe que justamente el libro que tiene entre sus manos es Así habló Zaratustra.
Con tan sólo esos tres nombres citados:
Freud-Salomé-Nietzsche, el director brasileño nos contextualiza el terreno
filosófico sobre el que nos vamos a mover. Nos da las pautas que debemos tener
presentes: como que Freud, Nietzsche y Marx (a quien encontraremos al final del
corto) son los tres "Maestros de la sospecha", tal y como los
calificó el filósofo francés Paul Ricoeur, aunque desde diferentes
presupuestos, considerando que la conciencia en su conjunto es una conciencia
falsa; y que Salomé alude a Lou Andreas-Salomé, que junto con Paul Rée
constituye el núcleo amistoso más íntimo del propio Nietzsche.
Teniendo
estos datos presentes Fáuston nos plantea un doble reto: por un lado, en un
plano más superficial y divertido, la interpretación que se podría dar hoy en
día, en una comunidad intelectualmente limitada, donde un niño comienza a
preguntar por conceptos tan complejos, sin saber muy bien porqué, como la
muerte de Dios, qué es Superhombre, o quién es un tal Nietzsche, teniendo
respuestas tan disparatadas como que Superhombre es extranjero o, sacando
conclusiones puramente anecdóticas, que el libro va a hablar de fútbol porque
su autor es alemán.
Pero su segunda vertiente, mucho más profunda,
como hemos ido esbozando a lo largo de nuestra crítica, es la connotación
filosófica que el propio corto transmite una vez visionado en su totalidad. El
Hombre es un niño dúctil, que adoctrinado bajo una determinada filosofía es
capaz de dominar el mundo, pero esa misma porosidad le hará embarcarse en una
ideología hoy, para mañana engancharse a otra sin solución de continuidad. En
definitiva, Da Silva nos devuelve un retrato de la evolución ideológica de la
Humanidad, tan asequible pero a la vez tan lúcido, que asusta y fascina a
partes iguales.
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